El Problema de la Conciencia

EL PROBLEMA DE
LA CONCIENCIA

“El reto de la física es explicar cómo funciona la conciencia” (Roger Penrose)

“La conciencia es el mayor problema irresuelto de la biología” (Francis Crick)

“La conciencia es una, no existe nada en segunda posición” (Upanishads)

¿Qué es la Conciencia?
La difícil definición

La conciencia −etimológicamente “conocer junto”− es muy difícil de explicar porque no sabemos exactamente lo que es, a pesar de que todos afirmamos tenerla. De hecho, se suele considerar que se trata de un tema tan misterioso y complejo que requiere un esfuerzo multidisciplinario de generalistas y especialistas, de filósofos, neurocientíficos, físicos, biólogos, psicólogos, lingüistas, matemáticos, informáticos, sistemólogos, etc. El tema de la conciencia se suele equiparar con el tema de la vida, pues ambos constituyen un misterio para la ciencia.

Hoy día estamos asistiendo a un renovado interés por la investigación de la conciencia, que se manifiesta en conferencias, asociaciones, centros de investigación, revistas especializadas, libros, etc. El problema de la conciencia se considera “la última gran frontera de la ciencia”, según los organizadores de la Conferencia “Hacia una Ciencia de la Conciencia” (Tucson IV, 2000). La conciencia, efectivamente, es la clave, el “Santo Grial de la ciencia”, pues la comprensión de la conciencia nos abriría las puertas a todo lo demás, pues se cree que la conciencia es el fundamento de todo.

A lo largo de la historia ha habido numerosos intentos de explicar la conciencia, pero ninguno de ellos ha proporcionado una respuesta suficientemente satisfactoria. Incluso se ha sugerido que el problema puede ser inabordable por tres razones:

El método científico no se puede aplicar porque éste presupone un observador independiente. Y en el caso de la conciencia no podemos separar sujeto y objeto, pues jugamos el papel de observador y observado. Además, no podemos observar nuestra conciencia sin afectarla.
La conciencia es una experiencia subjetiva. No es posible objetivar esa experiencia para que sea compartida. Pertenece a un mundo interno solo accesible por la persona que la experimenta. Esa experiencia no se puede reducir a los conceptos de la física porque es un mundo interno, un mundo diferente del mundo externo. Es, pues, un desafío al fisicalismo, la idea de que todos los fenómenos son de tipo físico.
Las experiencias internas son de tipo cualitativo, frente a los fenómenos externos, que son de tipo cuantitativo. Se denominan qualia (plural del término latino quale) a las cualidades subjetivas de la experiencia consciente, como por ejemplo, oler una rosa, sentir el color rojo, experimentar dolor, etc. Los qualia constituyen la cuestión central del problema de la conciencia. Para intentar expresar o modelar los qualia de forma objetiva se han propuesto alternativas un tanto complejas, como dinámica caótica no lineal, procesos indeterministas, superposición de estados cuánticos, etc. Pero los qualia no pueden reducirse a fenómenos físicos, por sofisticados que estos sean.

El término “qualia” fue acuñado por los filósofos escolásticos medievales y utilizado modernamente por vez primera en la filosofía de Clarence Irving Lewis.

Algunas opiniones en este sentido son:

Para Galileo y Descartes, una cosa es la ciencia, que versa sobre el mundo, y otra la realidad del alma, que es inabordable para la ciencia.
En 1913, John Broadus Watson, fundador del conductismo, en su “Manifiesto por una psicología científica” propuso eliminar de la discusión científica la conciencia y los estados subjetivos. En su lugar, proponía limitarse a analizar la conducta explícita y objetiva. Este movimiento tuvo gran influencia en el bloqueo del estudio de la conciencia.
A mediados de los años 1950s, con la aparición de la ciencia cognitiva, se volvió a prestar atención a los procesos mentales.
Wittgenstein, en “Investigaciones Filosóficas” (publicada póstumamente en 1953), escribía sobre “el sentimiento de un abismo infranqueable entre la conciencia y el proceso cerebral”.
Para Thomas Nagel, en su artículo (considerado un clásico) “¿Cómo es ser un murciélago?” [1974], existe una brecha explicativa entre nuestra conciencia subjetiva y la ciencia objetiva. La ciencia nunca podrá explicar qué es ser un murciélago colgado boca abajo, emitiendo y recibiendo ultrasonidos tipo radar. Lo mental (o subjetivo) no es reducible a lo físico (u objetivo).
Según el filósofo Joseph Levine [1983], existe una brecha explicativa entre los procesos neuronales y la conciencia.
Frank Jackson [1982, 1986] sostiene que no es posible explicar científicamente la conciencia. Jackson ataca el fisicalismo demostrando que los qualia no se pueden reducir a hechos físicos. [ver Adenda – La habitación de María.]
Para John Searle [2000], el problema de la conciencia es la explicación de los qualia.
Para David Chalmers [1995, 1999, 2002], construir una teoría de la experiencia subjetiva requiere expandir la ontología, crear un nuevo concepto fundamental de tipo no-físico, más allá de los conceptos de materia, espacio y tiempo. Es imposible explicar la conciencia solo a partir de sus correlatos neuronales. La conciencia no admite una explicación reduccionista. La conciencia obedece a principios que están fuera de la física convencional. Existen propiedades o cualidades mentales (los qualia) que no tiene la materia.

Según Chalmers, en el tema de la conciencia hay dos problemas:
1. El problema fácil (easy problem). Es explicar la capacidad de discriminar, categorizar, de reaccionar a estímulos del entorno, la integración de información, el control del comportamiento, la atención, capacidad de acceder a sus propios estados internos, la diferencia entre vigilia y sueño, etc. El calificativo de “fácil” se justifica porque son mecanismos o funcionalidades externas, accesibles a la ciencia.
2. El problema difícil (hard problem). Es el problema de explicar y por qué tenemos qualia o experiencias internas sensibles de los fenómenos, como colores y gustos.
Según Gerald Edelman [2002], los qualia son “el nudo del mundo” pues, mientras no se expliquen, la ciencia no podrá resolver el misterio de la conciencia.
Según Francis Crick −codescubridor junto con James Watson de la estructura helicoidal de la mólecula de ADN− y Christof Koch [1990, 2002], quizás se necesiten concepciones radicalmente nuevas, como sucedió en la mecánica cuántica, que obligó a cambiar el paradigma científico imperante.
Para Colin McGinn [2004], la conciencia es algo que está fuera de las capacidades cognitivas del ser humano, pues se trata de un fenómeno sobrenatural que la ciencia nunca podrá capturar por la vía racional. La conciencia es epistemológicamente impenetrable, cognitivamente cerrada. Este cierre cognitivo también ocurre en el vínculo cerebro-conciencia porque la conciencia introspectiva no suministra conocimiento inmediato sobre el cerebro, y el conocimiento neurocientífico no suministra acceso a la conciencia. Esta posición se denomina “nuevo misterianismo”.
Para Christof Koch [2005], los qualia integran de manera simple toda la información de detalle que entra por nuestros sentidos, extrayendo sus características esenciales. Por ejemplo, al ver una cara de una persona que conozco, los qualia (los aspectos significativos) me permiten reconocerlo. Así que los qualia no se refieren a aspectos concretos de las cosas (color, forma, etc.) sino a aspectos genéricos, abstractos o esenciales. Son patrones que conectan lo externo con lo interno.
Daniel Dennett, autor de “La conciencia explicada” [1995], cuestiona los qualia, pues afirma que el concepto es confuso y que, por lo tanto, no es una refutación válida del fisicalismo.
El físico Steven Weinberg, en su libro “El sueño de una teoría final” [2003], afirma que el objetivo de la física es una “teoría de todo”, que explique todos los fenómenos del universo. Pero reconoce que el problema de la conciencia trasciende las leyes físicas.

Las Múltiples Visiones de la Conciencia
Dado que el carácter multidisplinario del problema de la conciencia, se ha interpretado desde los puntos de vista de los diferentes campos, existiendo gran cantidad de opiniones que nos ayudan a aproximarnos a ella, aunque sea de manera intuitiva:

Psicología

La conciencia es un estado interno, subjetivo, de tipo cualitativo, de percibir, sentir y pensar.
La conciencia es un proceso subjetivo, integrado, coherente, diferenciado, informativo y continuamente cambiante.
La conciencia es una capacidad adaptativa al entorno.
Conciencia es equivalente a autorreflexión, conocimiento de uno mismo.
La conciencia, en su nivel más básico o primario, es la percepción. A un nivel superior, la conciencia se asocia con la autopercepción o percepción de la percepción. En este último sentido, la conciencia es reflexiva, circular y equivalente a autoconciencia.
La conciencia es la percepción de la unidad subyacente tras la diversidad.
La conciencia es algo que está estrechamente relacionado con las verdades necesarias.
La conciencia es un nivel supremo e irreducible, es decir, no se puede reducir a componentes más simples.
La conciencia es la capacidad de categorizar la realidad.
La conciencia es el reconocimiento de patrones.
La conciencia es conocimiento de algo con significación dentro de un contexto o entorno. Por ejemplo, suena el timbre de la casa y eso significa que alguien llama a la puerta.
La conciencia es la percepción de las diferentes variables del entorno.
La conciencia es la percepción de todas las posibilidades en cada momento.
La conciencia es la unión, sincronización o identificación entre el mundo interno (subjetivo) y el mundo externo (objetivo).
La conciencia es lo mismo que sentir. Si estamos conscientes, sentimos, y sentimos porque estamos conscientes.
La conciencia no es una cosa, sino un proceso, un “flujo de conciencia” (stream of consciousness), según el término acuñado por William James en “Principios de Psicología” (1890). Este flujo está formado por una serie ininterrumpida de estados mentales diferentes y únicos que nunca se repiten. La conciencia implica atención y memoria a corto plazo.
La conciencia es un modelo de interacción con el mundo real de tipo estímulo-respuesta. Los experimentos han revelado que existe una demora de unos 0,5 segundos entre la aparición del estímulo y la respuesta a dicho estímulo, aunque el cerebro nos “engaña” para que no seamos conscientes de ello. Esta demora se debe a la existencia de un proceso (de tipo inconsciente) de la información sensorial recibida, que es filtrada para considerar solo lo que es más esencial e importante, reuniéndola en un todo unificado.
La conciencia es libertad, capacidad de decisión y autonomía. “La materia es necesidad; la conciencia es libertad” (Bergson). En este sentido, la respuesta ante los estímulos no es automática, hay un proceso de elección de la respuesta, de libre albedrío. También hay libre albedrío en la propia iniciativa, sin necesidad de estímulo externo.
La conciencia es mero funcionalismo. La conciencia se caracteriza por funciones, con entradas y salidas más que por estados internos. Una función puede tener varias salidas, que pueden ser, a su vez, entradas a otras funciones. Hilary Putnam fue el creador de esta concepción de la conciencia, aunque posteriormente la abandonó.

Se ha criticado esta concepción argumentando que un sistema artificial con los mismos estados funcionales que un ser humano no es consciente.
Según la teoría del Espacio de Trabajo Global (Global Workspace) de Bernard Baars [1988], el contenido de la conciencia se encuentra en un espacio de trabajo global, un espacio de comunicación central a través del cual todos los procesos particulares se comunican entre sí.

Biología

La conciencia es lo mismo que la vida. No hay vida sin conciencia ni conciencia sin vida.
La conciencia es una manifestación de una energía o fuerza vital que es la responsable de todas las formas de vida en el universo.

Aristóteles postuló un pneuma, o principio vital, que anima los cuerpos de los seres vivos.

Para Bergson, la realidad última es un impulso vital que solo es comprensible mediante la intuición. El “élan vital” (fuerza o impulso vital) es un fluido energético que permea la vida y especialmente la mente. Es una fuerza hipotética que causa la evolución y el desarrollo de los organismos.
La conciencia es la capacidad de un ser vivo de crear, recordar y usar representaciones de sí mismo y de su entorno.

Matemática

La conciencia es conocimiento abstracto de tipo matemático. Se ha sugerido [Struppa y otros, 2002] que la teoría de categorías, la forma más generalizada y abstracta de las matemáticas, es un lenguaje de la conciencia.

Filosofía

La conciencia es el conjunto de categorías filosóficas, los conceptos más generales y abstractos de la realidad.
La conciencia es algo unitario que existe a priori.
La conciencia es equivalente a existencia o ser.
La conciencia es la verdad, la luz (en sentido metafórico) que nos hace ver las cosas como realmente son.
La conciencia es intuir lo esencial, es decir, aquello que es común a todas las cosas, lo que conecta todas las cosas.
La conciencia es un modelo unificado de la realidad interna y externa.
Conciencia es pensamiento de orden superior (pensar los pensamientos) o metapensamientos.
La conciencia es el conocimiento del conocimiento (metaconocimiento).
La conciencia es la percepción de la máxima simplicidad subyacente a todas las cosas.
La conciencia es la percepción del orden subyacente a todas las cosas.
La conciencia es el conocimiento absoluto y trascendental.
La conciencia es la capacidad de relacionar cosas. Cuantas más relaciones, más conciencia. La conciencia suprema se logra en lo profundo, donde todo está relacionado y conectado.
La conciencia (identificada como mente o alma) y el cuerpo son cosas diferentes. Es el dualismo filosófico.

Platón defendía un dualismo explícito, que se pone de manifiesto en su teoría de la transmigración de las almas. Si el alma sobrevive al cuerpo, ha de ser algo diferente del cuerpo.

Para Descartes, mente y cuerpo (cerebro) son dos cosas distintas. Es el llamado “dualismo cartesiano”. La mente no es el cerebro, carece de ubicación espacial y sigue existiendo tras la muerte física. Existe una interacción entre ambos y su punto de unión es la glándula pineal (hipófisis).

Para Tomás de Aquino, el ser humano tiene una parte material (cuerpo) y otra no material (el alma).

John Eccles defiendía la teoría del dualismo, según la cual la mente existe independientemente del soporte físico (el cerebro). El dualismo es de tipo interaccionista (la relación causal recíproca entre la sustancia material y la mental). La conciencia no se puede reducir a la actividad neuronal.

Karl Popper también defiendía el dualismo interaccionista.

Hilary Putnam admite la posibilidad de un modelo de la conciencia independiente del soporte físico.
La conciencia y la realidad son aspectos de una misma cosa o sustancia, como dos caras de una misma moneda. Es el denominado “monismo filosófico”. Existen 3 corrientes:
1. La sustancia única es la materia (es el monismo materialista). Es el enfoque “abajo-arriba”.
  
  Para los fisicalistas, toda la realidad es material y se describe mediante la física. Pero reconocen que existe una brecha explicativa sobre como se reduce lo mental a lo físico. El materialismo filosófico considera a la materia como principio, origen y causa de todo lo existente. La materia es el fundamento del conocimiento científico. Para Karl Marx, la materia crea la conciencia. La conciencia es materia altamente organizada. Para Lenin, la conciencia es un mero reflejo de la materia. Es la teoría del conocimiento “fotográfico”.
2. La sustancia única es mente, espíritu, conciencia o ser. Es el enfoque “arriba-abajo”.
  
  Para Leibniz solo hay una sustancia, el espíritu, que es simple, indivisible y activo. Esta realidad metafísica subyace y genera el universo material.
  
  Para Swedenborg, algo natural que no tenga su origen en el espíritu no existe.
  
  John Locke, en “Ensayo sobre el entendimiento humano” (1690) se pregunta ¿qué fue primero, la mente o la materia?. Responde que la mente, porque “es imposible concebir que la materia inconsciente produjese un ser pensante o inteligente”.
  
  Según David Bohm, existe un orden implicado (profundo) del que emerge el orden explicado (superficial). Mente y materia son aspectos duales manifestados de la realidad subyacente unificada que es el orden implicado.
  
  Para Jung, el Unus Mundus (UM) es la realidad primigenia, la fuente de todo lo existente y a donde todo retorna. Los conceptos junguianos de arquetipo y sincronicidad están relacionados con el UM. El arquetipo es una expresión del UM. La sincronicidad (o coincidencia significativa) se refiere a que algunas manifestaciones de mente y materia son de tipo “sincronístico”, al proceder de la misma fuente, y significativas para las que las experimentan.
3. La sustancia única no es ni materia ni espíritu. Es el enfoque neutral.
  
  Para Spinoza, lo mental y lo físico son propiedades de una sola sustancia universal con infinitos modos e infinitos atributos.
  
  Para Sri Aurobindo, mente, materia y vida son expresiones de una energía-sustancia común que es existencia pura o autoconciencia. Las leyes de la conciencia son las mismas que gobiernan el mundo físico.
  
  Según Teilhard de Chardin, en el mundo no hay espíritu ni materia; el ‘material’ del universo es la materia-espíritu.
  
  Las teorías de la identidad (identity theories) postulan que los estados mentales y los materiales (o neurales) son esencialmente idénticos “estados centrales”, pero considerados desde perspectivas diferentes. Estas teorías fueron formuladas por John Smart y Ullin Place en los 1950s.

Lingüística

La conciencia es el lenguaje o es un factor necesario para que se produzca la conciencia. Lo que es innegable es el papel que ha desempeñado el lenguaje en el desarrollo de la conciencia. Según Julian Jaynes [2009], el lenguaje es un componente necesario de la conciencia. Sin lenguaje no hay conciencia.
Según Lev Vygotsky, la conciencia es primordialmente lingüística y es una construcción social. Las interacciones sociales se internalizan y dan lugar a las funciones lingüísticas, psicológicas y sociales. Es la noción semiótica de la conciencia.
La conciencia es la emergencia de la semántica, es decir, el paso o conexión de lo particular o superficial a lo general, universal o profundo; de las instancias a los conceptos. Cuanto más genéricos, profundos o universales sean esos conceptos, mayor es la conciencia. En lo más profundo es donde todo adquiere significado y se alcanza la semántica suprema. La conciencia es la percepción de lo profundo en lo superficial, pues todo es una manifestación de lo profundo. En último término, la semántica se manifiesta en el lenguaje.
Según Lévi-Strauss, la conciencia, la cultura, las conductas y los pensamientos de los hombres, los signos y los significados, son una manifestación de leyes generales, categorías invariables o estructuras profundas, que constituyen un lenguaje oculto o implícito y que se reflejan en el lenguaje externo o explícito. Todo lo manifiesto y visible se explica por lo oculto e invisible. El lenguaje es un sistema de relaciones. Todos los fenómenos son lingüísticos y obedecen a una estructura inconsciente. El lenguaje no es solo un fenómeno social, sino que constituye el fundamento de toda sociedad.

Teoría de la información y de la computación

Conciencia es equivalente a información.
La conciencia es una serie de procesos ejecutándose en paralelo.
La conciencia es un red semántica global. Una red semántica es un grafo utilizado para representar el conocimiento, en donde los nodos son conceptos y las flechas son relaciones entre conceptos.
David Chalmers [1999] cree que puede existir un nivel subyacente común a mente y materia, que puede ser caracterizado en términos de información. Una teoría de la conciencia se debería basar en un conjunto simple y elegante de leyes fundamentales, análogo a las leyes fundamentales de la física, y en donde el concepto de información debería desempeñar un papel central.
La llamada “Teoría Integrada de la Información” (TII) del psiquiatra y neurocientífico Giulio Tononi [2009] postula que la experiencia de la conciencia es idéntica a la información integrada:

Somos conscientes gracias a que la información que poseemos está altamente integrada. La cantidad de información integrada que posee una entidad se corresponde con su nivel de conciencia. Un ordenador no es consciente porque la información que contiene no está integrada en una red de relaciones.

Toda experiencia es información integrada. La conciencia es información integrada de una experiencia. Experiencia integrada quiere decir que partes de una experiencia son informativas de cada una de las demás.

Para ser conscientes se necesita una sola entidad integrada de información.

Toda la información de la que se es consciente está presente en nuestra mente, y no puede subdividirse.

Los estados de conciencia se diferencian en función de la información disponible en cada momento.

Los qualia no se experimentan separadamente porque están integrados en una experiencia completa.

Sistémica (Systemics)

Según la Sistémica, la ciencia que estudia los sistemas es “la ciencia de la conciencia”.
Según la Teoría General de Sistemas, la conciencia es el resultado de la complejidad de la auto-organización de un sistema natural, de la que emergen patrones o leyes en cada nivel.
Según la Teoría de Sistemas Enformados (Theory of Enformed Systems, TES) [Enformy.com], todos los elementos de la vida y la conciencia son el producto de sistemas enformados. La enformía es la capacidad que tienen los sistemas naturales para auto-organizarse. “Enformía” (Enformy) es una palabra derivada de “energía” y “forma”. La enformía es un principio que consiste en la capacidad de organizar. Es lo opuesto a entropía (la tendencia al desorden).

Un sistema enformado es la suma de sus partes más un mapa 4D (no físico) de las relaciones entre esas partes. Este mapa se denomina “ipseon” (en latín, “ipse” significa “mismo”). La enformía es un tipo hipotético de esencia inmaterial que trasciende espacio y tiempo.

La TES es un paradigma nuevo y profundo, que no se deriva de otros paradigmas. Es un modelo conceptual transdisciplinario que pretende explicar los comportamientos y propiedades de todo tipo de sistemas.

Holismo

La conciencia es una propiedad o epifenómeno holístico, que emerge de lo general y no de lo particular. Por ejemplo, cuando contemplamos una fotografía digital de una cara, los píxeles individuales no tienen significado (o tienen un significado muy reducido). La cara, el significado, emerge de lo general del conjunto de todos los píxeles.
Para Karl Pribram, el cerebro es un holograma dentro de un holograma mayor que es el universo. Es su teoría del paradigma holográfico.

Neurociencia

El paradigma actual en neurociencia es lo que se denomina “naturalismo biológico”, que defiende el carácter biológico de la mente y la conciencia. La conciencia es el resultado de la extraordinaria complejidad del cerebro. La conciencia y la mente son epifenómenos del cerebro, es decir, la conciencia es un correlato neuronal. Por lo tanto, la conexión mente-cuerpo es en un solo sentido. Lo que resulta difícil de explicar es el mecanismo de emergencia de la conciencia y de los qualia a partir de las redes neurales.

William James rechazaba el dualismo cartesiano y llegó a la conclusión de que la conciencia no es más que un producto de la actividad cerebral.
Francis Crick −codescubridor de la doble hélice del ADN− buscaba “las neuronas de la conciencia”, pues creía que la conciencia no era más que la actividad de tales neuronas.
Para Francis Crick y Christof Koch [1990], la base de la conciencia pueden ser las oscilaciones neuronales sincronizadas (en frecuencia y fase), en el rango de 40-70 Hz de grupos de neuronas del cortex cerebral. Creen que este fenómeno podría explicar la fusión en un todo coherente de las distintas características de un objeto percibido, que se procesan en diferentes partes del cerebro.
Para Edelman & Tononi [2002], la conciencia surge o emerge de la interconexión de diversas áreas cerebrales. Se apoyan en que cuando una persona es consciente de un estímulo tiene más áreas neuronales activas que cuando no está sometido a ese estímulo.
Para John Searle [1992, 2000], la conciencia es un epifenómeno, una propiedad emergente del sistema nervioso y de su estructura fundamental, el cerebro. Está causada por procesos neurales de bajo nivel en el cerebro que producen los qualia.
Para Daniel Dennett [1995], el darwinismo es una filosofía o paradigma de carácter universal aplicable a todos los procesos, incluyendo los biológicos, cósmicos y psicológicos. Dentro de esta filosofía, considera la mente humana y la conciencia como el resultado de la evolución natural, y en donde los memes juegan un papel fundamental. Los memes son una expresión más del darwinismo universal. Defiende, pues, la teoría del darwinismo neural. “El tema de la conciencia se puede reducir a un conjunto de problemas que son manejables a nivel neural y solo resta conocer los detalles”.

Según el “Modelo de los Borradores Múltiples” (Multiple Draft Model) de Dennett [1995], la actividad mental, que tiene lugar en el cerebro, consiste en un conjunto de procesos paralelos que interpretan y elaboran la información de los estímulos sensoriales, de tal manera que esta información se halla sometida a un proceso parecido al de una compilación editorial: se realizan revisiones o actualizaciones continuas, y hay múltiples versiones (o borradores) circulando por todo el cerebro. Uno de estos borradores acaba integrándose en el flujo narrativo, que es una cadena de información basada en entradas y salidas, y que es lo que denominamos “conciencia”. El “yo” es solo un centro de gravedad narrativo, que no está ubicado en el cerebro. La conciencia no está asociada a ningún área específica del cerebro. Dennett defiende la inteligencia artificial fuerte: el cerebro es un ordenador. Hay unos algoritmos darwininianos que se supone que tienen un propósito, por lo que las investigaciones deben elevarse desde el nivel físico al nivel intencional. En definitiva, Dennett es un darwinista, fisicalista, emergentista y funcionalista.
Para Semir Zeki [1993], la conciencia funciona en plural. Hay muchas microconciencias independientes, tantas como “luchas” de neuronas por temas particulares (percepciones, colores, formas, etc.).

Kant ya había postulado la existencia de diversas conciencias (que denominó “empíricas”), pero no independientes, sino unidas o relacionadas con la conciencia central del “yo”.
Rodolfo Llinás [2003] propone que la conciencia se genera por las señales eléctricas que se producen entre las neuronas del tálamo y la totalidad de la corteza cerebral.
Para Francisco J. Rubia [2002], la mente es una función del cerebro y un producto de la evolución. Todos los productos de la mente son una consecuencia de la relación del cerebro con el entorno: son construcciones del cerebro para adaptarse al entorno y sobrevivir.
Julian Jaynes, en su única y original obra “El origen de la conciencia en la ruptura de la mente bicameral” [2009], expone la teoría de que los pueblos antiguos no tenían conciencia introspectiva y que estaban dominados por una cámara (el hemisferio derecho del cerebro), por el que recibían y percibían mensajes. El hemisferio izquierdo (la otra cámara) no tenía actividad y solo recibían mensajes del hemisferio derecho, mensajes que eran interpretados como procedentes de los dioses. Con la aparición del lenguaje y la escritura, se activó el hemisferio izquierdo y la comunicación entre ambas cámaras, dando lugar progresivamente a la autoconciencia. La unión bicameral del cerebro empezó durante el segundo milenio antes de Cristo, en la época de los antiguos griegos. Así que la conciencia humana no es el resultado de la evolución biológica sino que es el resultado de un proceso de aprendizaje.

Esta teoría ha recibido numerosas críticas. Ned Block afirma que Jaynes confunde la emergencia de la conciencia con el concepto de conciencia. Pero según Daniel Dennett no es posible tener una cosa sin su concepto asociado, ambos van unidos.
Para Antonio Damasio [2002], la mente es de naturaleza biológica. Los procesos mentales son procesos biológicos. Las redes neurales son el origen de la mente y la conciencia, en donde las imágenes desempeñan el papel principal. El esquema es el siguiente:

Las representaciones o pautas neurales se convierten en imágenes. Las imágenes son pautas mentales o qualia, que son de tipo unificado.

Las imágenes producen sensaciones-emociones que son experimentadas por el sujeto como propias y como propietario de ellas.

Las imágenes son manipuladas en un proceso que denominamos “pensamiento”.

La conciencia es una sensación-percepción integrada de imágenes.

El pensamiento humano funciona siempre con imágenes, que se manifiestan en la mecánica del lenguaje cuando los objetos presentes en las imágenes se conectan con los signos lingüísticos.

Una vez que el lenguaje está disponible, la mente empieza a tener imágenes del propio lenguaje, apareciendo así un lenguaje interno que funciona como un sistema de imágenes. Por ejemplo, cuando pronunciamos la palabra “árbol”, inmediatamente aparece la imagen de árbol.

La mente funciona siempre mediante imágenes, con los pensamientos (incluso con los más abstractos) y con las sensaciones-emociones.

Física cuántica

Se ha relacionado el tema de la conciencia con el nivel profundo de la materia, con el nivel cuántico, donde la materia se difumina.

Para Roger Penrose [1999, 2007], la conciencia no emerge a nivel neuronal, sino a un nivel aún más profundo, a nivel cuántico, donde rige la indeterminación y los procesos no computables. Las neuronas son computables porque son elementos explicables como fenómenos físicos. Pero los actos de la conciencia no son algorítmicos, es decir, no son computables. Se apoya en las limitaciones de la matemática formal derivadas del teorema de Gödel y en la necesidad de la intuición matemática. Por lo tanto, las neuronas no pueden explicar la conciencia. La IA (inteligencia artificial) fuerte (replicar la mente humana) no es posible. Ni tampoco la IA débil (simular la mente humana).
Roger Penrose y Stuart Hameroff han presentado una teoría cuántica de la conciencia. La conciencia puede ser el resultado de un fenómeno de coherencia cuántica en el cerebro por la actividad de los microtúbulos. Los microtúbulos son estructuras filamentosas compuestas por unas proteinas llamadas tubulinas. Las tubulinas forman el esqueleto de las células del cuerpo, incluidas las neuronas. También conducen las señales químicas y los impulsos nerviosos entre las células. Las tubulinas permanecen en una superposición cuántica dos estados (un qubit), según la disposición de sus electrones. Un microtúbulo contiene múltiples qubits. El entrelazamiento cuántico entre las tubulinas permite la formación de estados macroscópicos de coherencia cuántica. La conciencia es el resultado de procesos cuánticos no deterministas, inducidos por la superposición coherente, que tienen lugar en los microtúbulos. El cerebro es un superordenador cuántico no determinista.

La teoría de la conciencia de Penrose-Hameroff se denomina “Orchestrated Objetive Reduction” (Reducción de Objetivo Orquestado), abreviadamente, Orch-OR. En resumen, la teoría postula que la conciencia es un proceso cuántico, no computable, realizado por qubits formados en los microtúbulos de las células.

Metafísica, espiritualismo y universalismo

La conciencia es el “yo” puro y profundo, el sentido o percepción de uno mismo como centro y como ser.
La conciencia es una parte del Espíritu.
Todo es conciencia. El universo, la mente, el cuerpo son manifestaciones de la conciencia.
Según el Jainismo −la religión más antigua de la India−, todas las criaturas vivientes son conscientes.
Según el panpsiquismo, toda la materia, animada o inanimada, es consciente en alguna medida.
La unidad es la verdadera realidad, aunque tiene apariencia de multiplicidad. Es el Brahmán hinduista, el Dharmakaya budista, el Tao chino.
En la filosofía hindú, Turiya es la experiencia de la conciencia pura. No es un estado de conciencia, pues el término “estado” implica cambio. Turiya nunca cambia ni evoluciona a otra cosa. La revelación de Turiya es el final de toda búsqueda. Turiya es la conciencia en su mismidad. Es atemporal. Es la sabiduría de conciencia definitiva e inefable en su mismidad. Y no es una experiencia porque no hay división entre sujeto y objeto.
Según el Vedanta, la conciencia es la realidad fundamental del universo. La conciencia carece de causalidad. Es la realidad última, más allá del espacio, el tiempo y la materia. Es el agente primario, el fundamento de la realidad. Depende de sí misma para ser y existir. Conoce por sí misma. Está en todo, lo penetra todo, subyace en todo, incluido el vacío. Subyace incluso en el pasado y el futuro. Es ilimitado, inmenso e inconmensurable. Puede ser experimentado durante la meditación como conciencia pura. Está dotado de un poder e inteligencia infinitos. Es un vacío y a la vez, paradójicamente, una plenitud esencial. Contiene toda la existencia en potencia y es la fuente de toda la existencia.

Adenda
Oriente vs. Occidente en el tema de la conciencia

Actualmente existe una cierta discrepancia entre los psicólogos sobre cómo armonizar las concepciones oriental y occidental respecto a la conciencia:

En Occidente se han consolidado el concepto de “inconsciente colectivo” de Jung, que contiene la memoria no local colectiva, con patrones y significados universales. El inconsciente colectivo está en un nivel compartido por todos los seres humanos.

Según la psicología profunda de Jung, el objetivo de la evolución es la integración o unión progresiva de los opuestos en un proceso denominado “individuación”: la unión del consciente con el inconsciente, el ego (el “yo inferior”) con el self (el “yo superior”). En esa unión se contacta con los arquetipos, que conectan el mundo interno y el externo.
En Oriente se utiliza el concepto de “superconciencia” o “conciencia pura”. Es una psicología elevada, opuesta a la anterior, y cuyo objetivo último es conseguir la iluminación espiritual (el samadhi o satori), donde no hay dualidad, donde no hay distinción entre opuestos (sujeto y objeto).

Según las enseñanzas de Sri Aurobindo, el objetivo a conseguir es la conciencia supramental, la supermente. Para Sri Aurobindo, mente, materia y vida son expresiones de una energía-sustancia común, que es la conciencia pura. Y que las leyes de la conciencia son las mismas que gobiernan el mundo físico.

Individuación e iluminación son procesos distintos. La individuación es un proceso integrador. La iluminación es un proceso de liberación y conexión con lo superior, lo ilimitado e inmanifiesto, donde se contempla la unidad de todas las cosas.

Biocentrismo

El Biocentrismo es una “teoría de todo” propuesta por Robert Lanza [2012], un científico del campo de la medicina regenerativa. El Biocentrismo se basa en considerar la vida y la conciencia como fundamento del mundo físico:

La vida no es un subproducto o epifenómeno de la materia. La vida no emerge de la evolución de la materia, sino que es la vida y la conciencia las que crean el mundo físico. El universo cobra existencia gracias a la vida, y no al revés. Vida implica realidad. La vida es la clave para entender el universo.
El universo está diseñado por y para la vida. El universo es un proceso activo basado en la vida. Ningún universo que no reuna las condiciones para la vida puede existir. Cuando emergió la vida, apareció el observador y el universo se colapsó, se manifestó. Por eso las constantes físicas del universo están perfectamente ajustadas para que haya vida.
El observador crea la realidad y no a la inversa. Lo que percibimos como realidad es un proceso que exige la participación de la conciencia. La naturaleza es correlativa a la conciencia; una no puede existir sin la otra. Nuestras percepciones interiores y exteriores están inextricablemente entrelazadas. Son dos caras de la misma moneda que no se pueden separar. Nada es real hasta que es percibido. La conciencia es la esencia de la percepción. Todo lo que percibimos es creado por el acto de percepción.
El espacio y el tiempo no son objetos, no tienen existencia real, son ilusiones o constructos de la mente basados en la percepción. La conciencia no conoce ni principio ni fin. El tiempo es el proceso mediante el cual percibimos sensorialmente los cambios.
La conciencia es todo. No existe nada fuera de la conciencia.
No existe la muerte. El concepto de muerte es una ilusión creada por nuestra mente al asociarla con el cuerpo, el espacio y el tiempo. La conciencia es indestructible porque no pertenece al mundo de la materia, el espacio y el tiempo. La inmortalidad no es existencia perpetua, sino existencia fuera del tiempo. Una persona posee una dualidad cuerpo-alma, que es una extensión de la dualidad onda-partícula de las entidades cuánticas. De la misma manera que la onda nunca deja de existir, así tampoco el alma se extingue. Toda la información de una entidad cuántica está en su función de onda. El cerebro es el “disco” en el que se salvan los datos en el mundo físico. Cuando muere el cuerpo, el disco físico desaparece pero los datos de nuestra conciencia permanecen, son indestructibles.

Esta concepción es parecida al principio antrópico: el universo existe para que exista la vida humana. Una ligera modificación de una de las constantes fundamentales de la física haría imposible la vida humana. También encaja con la teoría del universo participativo de John Wheeler, una versión del principio antrópico en el que los observadores son necesarios para que el universo exista.

El Biocentrismo ha recibido críticas:

Es una reinvención del idealismo (la mente crea la realidad).
No explica cómo la conciencia y la vida crean el universo. ¿Cuál es la naturaleza de la interacción entre conciencia y universo?
El modelo explicativo de la conciencia crea un mayor problema que el que intenta resolver.

La habitación de María

La habitación de María es un experimento filosófico propuesto por Frank Jackson en su artículo “Epiphenomenal Qualia” [1982] y ampliado en “What Mary Didn´t Know” [1986] en el que intenta refutar la teoría de que todo conocimiento es de tipo físico.

María es una científica que es obligada a investigar el mundo desde una habitación blanco y negro a través de un monitor blanco y negro. Ella está especializada en la neurofisiología de la visión y conoce todo lo relativo a la ciencia del color, incluyendo los efectos físicos de las personas que experimentan el color (como cuando alguien dice por ejemplo “el cielo es azul”), pero ella nunca ha experimentado el color. ¿Qué sucederá cuando salga de la habitación blanco y negro o se le ponga un televisor en color y experimente el color? ¿Aprenderá algo nuevo?

Para Jackson, María obtiene nuevo conocimiento que es de tipo mental, no físico. Por consiguiente, no todo conocimiento procede del mundo físico, los qualia existen, son propiedades mentales reales. Y el fisicalismo (la idea de que todos los fenómenos del universo son de tipo físico) es falso.

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